Una noche, Clementina va conduciendo a su casa cuando se desata una tremenda
granizada que deja su coche lleno de abolladuras. Al día siguiente lleva el
vehículo al taller para que le hagan un presupuesto de reparación. El mecánico
le hace un guiño a su compañero y le dice a Clementina que si sopla con fuerza
por el tubo de escape, las abolladuras desaparecerán.
Al llegar a su casa, Clementina se pone a soplar con todas sus fuerzas por el
escape del coche. En eso llega la amiga con quien comparte la vivienda y le
pregunta qué está haciendo. Clementina le explica lo que le dijo el mecánico.
Pero no da resultado, añade, haciendo una pausa para tomar aliento.
¡No seas tonta!, le dice su amiga, ¡primero tienes que cerrar las ventanillas!
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